Terapias Angelicales con el Santo Rosario para la paz y la sanación

¡Bienvenidos!

Este es un blog dedicado a reconectarte con tu ser espiritual a través del acompañamiento de los ángeles, guías y mensajeros de Dios, a partir de la oración y meditación en torno al Santo Rosario de la Virgen María, en torno a reflexiones, vivencias y meditaciones como una forma de contribuir a la paz y al amor en el mundo exterior y en el mundo interior de cada persona. Aquí compartiré algunos testimonios, anécdotas y relatos sobre encuentros cotidianos con los ángeles, milagros y transformaciones a partir del poder de la Oración Divina con el rezo del Santo Rosario.

sábado, 21 de julio de 2012

El sufrimiento: La gran adicción


Todos somos adictos a algo. Es más evidente cuando la adicción se trata de alguna sustancia: el alcohol, las drogas, las pastillas, etc. Existen un sinfín de adicciones y actualmente, se dice que son producto del "stress", mal aparente que aqueja a los individuos del siglo XXI.

Las adicciones más complejas son, por ejemplo, al deporte que en exceso produce una enfermedad que se llama vigorexia. La comida en exceso o en ausencia también ocasiones desórdenes alimenticios, que más bien son psicológicos y que se traducen en enfermedades como la anorexia o la bulimia.

Hay quienes son adictos al trabajo, a la computadora, a las compras, a guardar todo lo que parece "coleccionable". No es casualidad que aparezcan nuevos programas de TV sobre los comportamientos compulsivos actuales tales como:  compradores, comedores, bebedores, fumadores, acumuladores de objetos que de plano no tienen ni un espacio limpio ni digno dónde vivir o acumuladores de animales, que sienten que sólo pueden ser amados por incontables mascotas a las que no pueden darles calidad de vida y sólo las tienen sufriendo, confinadas al encierro y a la muerte por el solo hecho de acumularlas. Adictos al orden, la limpieza y la perfección, pero que son tomados por neuróticos cuando se lavan las manos más de 10 veces, sólo doblan las toallas de cierta manera y no perdonan que nadie las deje fuera de su lugar si no, su ira no tiene límites. En fin, desórdenes, excesos.

Existen adictos a las religiones que se vuelven fanáticos, llegan a criticar a su prójimo creyéndose a sí mismos un dechado de virtudes, incluso llegan a la violencia justificándose por su aparente religión. También hay adictos a las relaciones destructivas en las que si no hay violencia, malos tratos y llanto entonces no es una relación "apasionada". Qué decir de los adictos al sexo, a la pornografía, a los videojuegos, a las apuestas, a las actividades de alto riesgo, a la mentira, a la televisión, a las noticias sensacionalistas. Tenemos adictos al chisme, la necesidad de hablar por hablar los consume pues sienten que su vida está vacía, no les importa si llegan a destruir la reputación de las personas.

¡Y luego decimos que solamente es el stress! Sucede que el individuo del siglo XXI se ha inventado el famoso stress para tapar sus súper adicciones cuando en realidad todos somos adictos a algo. Viéndolo de esta manera, la sociedad del siglo XXI es neurótica y compulsiva. Los más exagerados dirían: "es que todos estamos locos". No se trata aquí de hacer un estudio psicológico de comportamientos sino de revisar, desde el coach angelical, por qué caemos en estos comportamientos dementes, porque viéndolos así, son comportamientos fuera de todo orden racional, emocional e incluso, espiritual.

¿Qué es una adicción?
En términos prácticos, una adicción es cualquier comportamiento en exceso o en desorden que afecta la salud física, emocional y espiritual de una persona y que realiza simplemente para evadirse de la realidad.

Una anoréxica llega al grado de verse al espejo con una imagen distorsionada de sí misma, aun cuando esté flaquísima, se verá excesivamente gorda simplemente por el hecho de menospreciarse y no aceptarse como es, no amarse, sin autoestima. De la misma manera, un adicto a la tecnología dormirá con el teléfono celular bajo la almohada y seguramente padecerá insomnio por estar despertando a cada media hora a ver si tiene mensajes, mails o entradas nuevas en su facebook. Seres dependientes físico y emocionalmente de objetos inanimados que aparentemente dan placer y satisfacción, pero que al poco rato, solamente dejan angustia y dolor.

Pero, ¿cuál es la peor adicción que un ser humano puede tener? ¿Existe una adicción de la que no podemos escapar? desde el punto de vista de Don Miguel Ruiz, la peor adicción que padecemos todos es la adicción al sufrimiento.

El stress puede ser un conjunto de pequeñas adicciones que solamente producen sufrimiento. Cualquier adicción, grande o pequeña, al ser una forma de depender de algo producirá ansiedad, dolor, sufrimiento. Ninguna adicción produce felicidad pura. Si acaso, momentáneamente producirá una pequeña ilusión de lo que la persona cree que es ser feliz, pero tan pronto pase su efecto, su dolor será doble, sentirá culpa, rabia, arrepentimiento y cualquier otro tipo de sentimiento negativo que estará, invariablemente en el terreno del sufrimiento.

Recordemos que los ángeles vibran constantemente en amor y alegría puras. El amor de Dios es la máxima energía pura. Los angelitos al ser sus extensiones solamente pueden invitarnos al amor. Somos nosotros quienes rechazamos todo el amor que nos merecemos y que Dios nos da en abundancia durante todos los instantes de nuestra vida. Somos nosotros los que decidimos ver la vida desde el sufrimiento, vibración negativa y opuesta en extremo a la alta vibración del amor.



Ejemplo de una vida adicta al sufrimiento

Recuerdo a una alta ejecutiva de una importante organización, mientras tomábamos un curso de capacitación, hablábamos de los valores y su importancia dentro de la empresa. Esa persona se molestó tanto con el tema del curso y  dijo que no creía en los valores, que pensaba que todos los seres humanos éramos unos mentirosos y que nadie en el mundo podía ser íntegro. Le respondí que esa era la forma en que ella quería ver la vida y que en consecuencia, solamente recibiría tratos deshonestos, se encontraría con gente hipócrita y vería la vida con dolor. Se molestó muchísimo conmigo, recuerdo que sacó un cigarro y se puso a fumar frenéticamente. Me respondió: "Cómo se ve que no has sufrido en la vida". Le respondí con una máxima que leí en un curso de tanatología y que me ayudó, precisamente, a no engancharme con esa adicción al sufrimiento. La máxima es: "En circunstancias fuertes, como lo es la pérdida de un ser querido, el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional". Le comenté que como todos, he vivido experiencias dolorosas, pero en medio de lo que otros pueden ver como tragedia, decidí encontrar el significado del amor de Dios y vivir así, de una manera pacífica y amorosa, lo que otros pueden vivir en un mar de dolor.

Sucede que esta persona, en su pensamiento cotidiano, tiene frases como: "la letra con sange entra",  "si quieres conseguir algo, te va a costar sudor y lágrimas", "a este mundo venimos a sufrir", "prefiero tener mi infierno aquí porque no sé a dónde vaya a ir a parar en la otra vida". Frases así son constantes en sus conversaciones, así que podemos imaginar cómo vive la vida, con un sufrimiento total. Una persona adicta a algo desarrollará más adicciones paralelamente. La mujer que comento como ejemplo, fumaba compulsivamente y más cuando sentía que la contradecían en su ideología del dolor. Solía caerse frecuentemente o tener accidentes inverosímiles con lo que era sometida frecuentemente a operaciones costosas y dolorosas, así que con ello, podía reforzar su idea de que la vida es sólo sufrimiento. Recuerdo que la operaron varias veces de las rodillas, de las manos, codos. Invariablemente, todas sus operaciones se infectaban, así que no sólo se contentaba con la operación, sino que la volvían a abrir. Su rostro siempre era lo que se dice un "rictus de dolor". De hecho, no era agradable verla, la gente prefería hablarle por teléfono que tenerla frente a frente. Luego, su gran hazaña era acudir al trabajo antes de lo permitido por los médicos, para mostrar a todos que el dolor no la podía tirar. Recuerdo que una vez asistió a la oficina en silla de ruedas, con suero y con mangueras y agujas en las rodillas. Todo mundo se opuso a que estuviera "trabajando", pero ella con mucho sufrimiento, se trasladó en su silla para asegurarse de que todos la vieran "sufrir".

En fin, las articulaciones son coyunturas que permiten la movilidad de nuestras extremidades, por ende, entre más ágiles seamos, entre menos problemas tengamos en estas partes de nuestro cuerpo, seremos sanos, longevos y sabremos adaptarnos a los cambios. Sin embargo, personas como la que comento, son rígidas, no pueden ser flexibles ni en sus ideas ni en sus comportamientos. Tienen miedo de ser felices, por eso se caen, porque se sienten incapaces de alcanzar sus objetivos. La idea del dolor físico la reforzaba con la acción de fumar sin parar, acción que el inconsciente registra como un pequeño suicidio con cada fumada. A gritos esta mujer pedía: "Quiero morir, no acepto la vida que tengo, no me gusta vivir así". Su rechazo a la vida era un rechazo a Dios y a todo lo bueno. Por ende, no creía en nada ni en nadie. Vivía en una absoluta desconfianza y reafirmaba contundentemente que "vivir es sufrir" ¿Conocen personas como ella? Seguramente son adictas al sufrimiento.

El amor es la liberación. Sólo el amor es real. Dios es Amor.

No todo en la vida debe ser sufrimiento.  De hecho, Dios nos tiene viviendo aquí con todo el amor del mundo para aprender Su Máxima: Amar al próximo como Él nos ama y que no podemos llevar a cabo, precisamente, por nuestra necedad de sufrir. No todo es un "valle de lágrimas". La vida es hermosa, la certeza de que Dios nos ama es lo que nos debe hacer tan felices como para no necesitar engancharnos con nada más.

Y si nos toca vivir una prueba dura y difícil, es eso, una prueba que debemos poner en manos de Dios, disponernos a recibir con todo el amor y la humildad su respuesta. Entonces los ángeles nos rodearán de amorosa paz y sabremos que tiene un propósito más alto. De esta manera, sea lo que sea la prueba, desde los ojos del amor no la veremos con dolor, sino con una meta fija en el amor. Recordemos al Papa Juan Pablo II o a la Madre Teresa de Calcuta. No vivieron su dolor con sufrimiento, éste lo entregaron a Dios y resultaron ser líderes para muchos, investidos en la voluntad del amor de Dios. Siempre fuertes, siempre alegres y siempre amorosos con los demás. Y no se trata de convertirnos ni en santos ni en monjes, se trata de ser conscientes de que la decisión de vivir desde la felicidad y el amor está en nuestras manos, al igual que la de vivir en sufrimiento perpetuo.

Todo el sufrimiento, en exceso y en desorden, es inventado por una mente que está viviendo en exceso y desorden. Así es más fácil caer en la adicción al sufrimiento. Hay comunidades, pueblos enteros, países incluso, que culturalmente han aprendido a vivir así, con ese sufrimiento adictivo. Hay personas que si no es con sufrimiento no viven bien y cuando reciben milagros de Dios los rechazan, sienten que no son merecedoras de amor y de abundancia, mejor rechazan los bienes, no vaya a ser que se sientan completamente felices y entonces, no sabrán vivir. ¡Irónico, pero existe! De ahí que el trabajo del terapeuta de sanación con ángeles sea, precisamente, una ayuda para observar qué patrón de comportamiento tenemos y si nos encontramos en una adicción que nos bloquea, sepamos cómo liberarnos y vivir felices.

Toda adicción es una prisión innecesaria e irreal. El amor es liberación, es real y además, es duradero. Recuérdalo. El sufrimiento es opcional. ¿Cómo quieres vivir tu vida? ¿Desde al amor o desde el sufrimiento? Sólo tú decides. Dios te ama y ya te ha dado todo el amor y todo aquello que necesitas para ser feliz. ¿Lo estás aceptando o rechazando? Es tiempo de cambio, vive feliz y en total plenitud.

sábado, 7 de julio de 2012

Somos seres de luz, somos un arcoiris maravilloso


Hace poco tomaba un curso sobre teoría del color y me sorprendió encontrarme con una pequeña revelación que me mostraron los angelitos sobre la forma como nos ven, como seres de luz vibrando en amor.

Resulta que en términos de luz ocurren dos fenómenos físicos que puede captar el ojo humano y que son la reflexión y la refracción de la luz. En fotografía, por ejemplo, cada objeto refleja cierta cantidad de luz y esto sirve para determinar en la cámara fotográfica qué cantidad de luz se va a sumar a la que ya proyecta el objeto en cuestión. La luz blanca así se concibe como la suma de todos los colores.  De ahí que el arcoiris sea un fenómeno físico que combine tanto la refracción como la reflexión de la luz.




Ahora bien, los ángeles son seres de luz que muchas veces están asociados con un color especial que tiene varios significados. Arcángel Miguel por ejemplo, está asociado al color azul añil por su fuerza, valor y coraje. Es el Arcángel protector por excelencia. Arcángel Rafael está asociado al verde esmeralda, color de sanación, pero también a los colores rosa pastel, rosa durazno, por el amor que surge del perdón en ese proceso de sanación. Las personas que ven a los ángeles por lo general ven emisiones de luz muy blanca, pero quienes llegan a percibir una vibración en un color determinado, saben de qué Arcángel se trata. Esto ocurre de manera normal en las terapias, y no siempre son los mismos porque cada persona trabaja temas diferentes y es asistida por diferentes Arcángeles.

Nosotros los humanos también emitimos luz. Somos seres de luz viviendo una experiencia humana. Por lo tanto, cada persona que acude a las Terapias Angelicales llega con un color que puede evidenciar su vibración actual, bloqueo o equilibrio. El terapeuta te ayuda a revisar tu equilibrio en cuanto a tus colores que también están asociados con los chakras, los cuales son puntos de energía que dan evidencia del bloqueo que puede tener una persona. La idea en las terapias es equilibrar tales puntos de energía para que la persona inicie un reenfoque en su vida.

Cuando la persona experimenta un equilibrio en todo su cuerpo energético, estamos hablando en su cuerpo de luz, emite una armonía de colores maravillosa. Es como una sinfonía de luz y en ese estado es mucho más fácil que perciba a sus ángeles y sobre todo a Dios.

Somos arcoiris de luz. La pequeña revelación que me mostraron fue que al ser seres de luz en armonía con Dios, sus ángeles y el Universo, vibramos como lo hace un arcoiris, con los colores perfectamente claros e identificables. Es por eso que los chakras en su secuencia conocida que va de la base de la columna vertebral hasta la coronilla muestran colores como los del arcoiris. Los colores más cálidos rojo, naranja y amarillo son los que nos sostienen hacia la tierra, el mundo terreno y material. Los más fríos verde, turquesa, índigo y violeta son los que nos llevan hacia el mundo espiritual. Somos seres de luz viviendo una experiencia humana. Por eso estar en equilibrio es un requerimiento constante que si lo vivimos en conciencia plena, nos permitirá experimentar esta vivencia humana y espiritual al 100%.

El gran saboteador y la Fe



En algunas terapias las personas experimentan un estado de tranquilidad, por un momento ordenan sus pensamientos y sentimientos, y se dan cuenta que siempre que tienen fe en Dios, en los ángeles y sobre todo, en sí mismas, logran lo que quieren.

Sin embargo, a veces, días después de haber tomado la primera terapia, experimentan tristeza, angustia y escepticismo. Algunos se preguntan: ¿y cómo sé si los ángeles verdaderamente están trabajando? ¿Cuándo llegará mi pedido especial angelical? Entonces, comienzan a decaer, a sentirse tristes, abatidos.

Tenemos que hablar del gran saboteador que es nuestro Ego. Muchos estudios psicológicos desde Freud o incluso anteriores, han tratado de definir el ego. En latín ego significa Yo, pero no se trata de uno mismo, sino de una parte de sí que a veces se apodera de nuestros pensamientos y se encuentra en esta capacidad que todos tenemos para reaccionar cuando nos encontramos en peligro. El ego es un detonador de acción y pensamiento. Mentalmente nos dice, por ejemplo, ante una gran tormenta, estamos en peligro, vamos a refugiarnos. O bien, si pasamos por una zona tenebrosa, nos dice, por aquí no, camina hacia el otro lado. Hasta aquí muy bien, el ego nos ayuda en nuestra supervivencia, cuando tenemos que competir, por ejemplo en un deporte, nos mantiene alertas. Pero muchas veces, se disfraza y se mete o más bien, lo dejamos que se meta en terrenos donde no le compete y es cuando nos encontramos con poca fe, sin fuerzas, con mucha desconfianza. Ahí es cuando se convierte en un falso yo.

El ego mal encauzado nos lleva por el camino del sufrimiento. Como sus mensajes son mentales nos pone muchas trampas. Nos hace creer que al razonarlo todo siempre tendremos la razón y seremos más inteligentes que otros. El ego se encuentra en esos pensamientos que nos despiertan a media noche y no nos dejan dormir en paz, en esa idea constante a la que le damos vueltas y vueltas durante todo el día, ya sabemos la respuesta, pero somos felices en ese pensamiento que nos lacera el alma.


Un ejemplo: Laila sospecha que su marido le es infiel. Mientras él se va a trabajar, ella se queda en casa pensando más o menos unas 20 formas en que le puede ser infiel. En su mente recrea con qué personas, en qué sitios, y de qué formas. Por lo tanto, Laila se la pasa furibunda todo el día, su coraje lo saca injustamente con sus hijos, con la persona que le ayuda a hacer la limpieza. Todo el día está de malas. Como estas ideas no la dejan estar en paz, en la noche tiene que recurrir a las pastillas para dormir. Todos los días Laila vive en constante preocupación, nerviosismo, coraje y sospecha. "No confíes en los hombres" le dice a su pequeña hija. No se ha dado cuenta, que su esposo es fiel, se la vive en la oficina, podría llegar más temprano pero ya le tiene miedo a su esposa, no entiende por qué está tan enferma de los nervios. Se contenta con llegar y disfrutar a sus pequeños, pero lamenta que poco a poco comienza a ignorar a la histérica de su mujer. Ella piensa cómo le va a pedir el divorcio porque ya no puede con otra infidelidad. Esta acción no ha ocurrido y probablemente no ocurrirá, solamente se vuelve real en la cabeza de la atormentada Laila. Ella acude a terapia angelical y los ángeles le muestran el miedo profundo que tiene a ser rechazada, a que la dejen y a la soledad. Entonces, lo justifica con miedo a ser engañada y su ego, le tiende la trampa perfecta: construir en su mente una gran infidelidad de su marido, para que el día menos pensado ella pueda reconfirmar su más grande miedo:  "Te lo dije, me vas a dejar, te vas y seguramente con otra". Después de varias sesiones, Laila decide cortar con sus miedos y con el sufrimiento. Observa que su adicción a las pastillas para dormir no es la única, se ha hecho adicta a sufrir. Pero decide cambiar su enfoque, lo pide con todo el corazón y es asistida por sus ángeles guardianes y arcángeles. Comienza a vivir en el presente, a contar todas las bendiciones que recibe de Dios para ella, para su familia. Comienza a ser más amorosa con ella, con su esposo. Comienza a creer lo que dice su esposo y cada vez que le llega un pensamiento negativo pide a sus ángeles que lo cambien por uno positivo. Así de fácil es comenzar a ser feliz.

Soltar el miedo es algo que nos cuesta mucho trabajo hacer porque han pasado años, ya lo hemos hecho parte de nuestra rutina. Pensar en que se puede vivir en paz y feliz es una remota posibilidad, no nos creemos que Dios es lo que quiere para nosotros. Nos lo muestra en la sesión de terapia angelical, pero en nuestra vida cotidiana, el ego nos vuelve a tender la trampa y caemos.


Todas las trampas del ego nos llevan a inquietarnos, a sufrir, al dolor. Todo aquello que nos lleva a mentir, a generar pensamientos negativos, de envidia, de temor, de celos, son trampas en las que hemos caído. Ofrecer todas esas acciones y pensamientos a Dios y a sus ángeles y pedirles que los cambien por los pensamientos correctos, nos llevará a minimizar el ruido mental que el ego provoca y en consecuencia, a vivir con fe.

Caer en las trampas del ego es normal, pero se va haciendo menos frecuente cuando decidimos mirar y vivir nuestra vida desde el enfoque del amor, de la paz, de los ángeles. Si NO permitimos que los ángeles nos ayuden, seguiremos bloqueados, optaremos por seguir viendo la vida desde el sufrimiento cuando tenemos todo el derecho a la paz y al amor. En cambio, si les permitimos su actuar en nuestra vida, caminaremos mucho más ligeros de cualquier carga o preocupación.

La fe es la absoluta libertad de actuar, pensar, hablar y amar sin sentimiento de culpa ni temor alguno. Con un genuino espíritu de amor y paz para sí mismo y para los demás. Aquí radica la diferencia entre seguir haciendo caso al gran saboteador que es el ego o iniciar un camino de Fe, permitir a Dios y a sus ángeles seguir haciendo lo suyo, mientras nosotros caminamos confiados hacia donde nos guían. Porque todo es perfecto en el Plan Divino, así que Su Guía sólo puede ser perfecta.

Y tú, ¿ya soltaste tus miedos?