Terapias Angelicales con el Santo Rosario para la paz y la sanación

¡Bienvenidos!

Este es un blog dedicado a reconectarte con tu ser espiritual a través del acompañamiento de los ángeles, guías y mensajeros de Dios, a partir de la oración y meditación en torno al Santo Rosario de la Virgen María, en torno a reflexiones, vivencias y meditaciones como una forma de contribuir a la paz y al amor en el mundo exterior y en el mundo interior de cada persona. Aquí compartiré algunos testimonios, anécdotas y relatos sobre encuentros cotidianos con los ángeles, milagros y transformaciones a partir del poder de la Oración Divina con el rezo del Santo Rosario.

viernes, 7 de agosto de 2015

La pérdida y los apegos en mi aprendizaje personal

El gran aprendizaje en nuestro paso por este mundo es aprender a vivir sin apegos. Muchas veces no nos damos cuenta que estamos apegados al mundo material sino hasta que enfrentamos la prueba de perder aquello que creemos tener.

Así es, lo que creemos tener en realidad no lo tenemos. Si mañana morimos, ¿qué vamos a hacer con nuestras posesiones? Todo lo que tenemos en esta vida en realidad es prestado. La buena noticia es que si en realidad no poseemos nada, entonces, ¡tampoco podremos perder nada! Sin embargo, llegar a esta comprensión en absoluta conciencia requiere fe y entrega total a la voluntad de Dios y siendo honestos, cada día estamos demasiado ocupados, cansados, estresados, preocupados, excitados, distraídos como para pensar en Dios. En realidad estamos dormidos y tarde o temprano tendremos que despertar para darnos cuenta de que es tiempo de liberarnos de nuestros apegos para cumplir nuestra misión de vida. 

El apego es un reto muy fuerte porque puede estar vinculado no sólo a lo material sino también a personas y pensamientos los cuales resultan en relaciones tóxicas e ideas destructivas que no dejan nada bueno en el ser. Así, podremos creer que sin auto, sin casa, sin ropa y zapatos caros, sin viajar en avión, sin relojes y cadenas de oro no podemos vivir. ¿A quién le estamos cediendo nuestro poder Divino? ¿Dónde creemos que está nuestra libertad? 


Vivir apegados a lo material nos hace olvidarnos de nuestra esencia espiritual y nos hace andar por la vida de manera inconsciente y en esclavitud. Es la única forma de explicarnos por qué, por ejemplo, cuando un familiar fallece, los hermanos se pelean por la herencia, o cuando una persona asalta a otra con un arma sin medir las consecuencias, cuando alguien comete un fraude o una injusticia por elegir lo material sobre lo espiritual. También nos lleva a comprender los casos más extremos como los de las personas acumuladoras cuyo transtorno obsesivo-compulsivo los lleva a vivir en una esclavitud extrema pues ellos son los que reducen su espacio vital y limitan su propio derecho a una vida sana, libre y feliz. De igual forma, una persona congestionada de las vías nasales o intestinales está reflejando en su cuerpo una enfermedad que sólo es reflejo de su compulsión por almacenar cosas (Florence Scovel). "Como es adentro, es afuera", es decir, si dentro hay un vacío tremendo que se pretende llenar con bienes materiales o colecciones exageradas de objetos inservibles, solamente se llenará el espacio externo, pero el vacío interior será inmenso, ¿es eso vivir en libertad? No, eso no es lo que Dios quiere para nosotros.


Por nuestros apegos podremos llegar a desperdiciar nuestro derecho a la abundancia. Es posible que Dios nos bendiga con el suficiente ingreso económico para comprar "todo" lo que queremos, pero si no medimos que ese flujo de abundancia también es para dar a otros que no son tan afortunados, como parte de nuestra misión Divina, entonces, seremos prisioneros de nuestra codicia, avaricia y egoísmo, y finalmente nosotros mismos cortaremos el flujo de la abundancia Divina por no saberlo administrar conforme a la voluntad de Dios.

Sí, esto es un pensamiento complejo, pero es necesario medir los propios límites. "A quien recibe mucho, se le exigirá mucho". No es que esté mal tener, ahorrar o ganar mucho dinero. Lo que desvirtúa la abundancia Divina es tener y acumular. Hay personas que tienen y guardan y acumulan y en consecuencia, desperdician lo que se les dio, al final, guardan lo que se echa a perder y su avaricia, incluso, les impide soltar para tirar lo que ya no sirve. Dios te da para que te sacies lo suficiente y compartas lo suficiente, sólo así el flujo de su Abundancia se mantendrá en movimiento pues hay abundancia para todos.


Quien por su libre albedrío decide concentrarse en tener y acumular cortará su derecho al flujo de la abundancia Divina y generará para sí mismo las consecuencias de tal esclavitud, es decir, atraerá para sí escasez y cualquier tipo de aquello que considera pérdida. Un día, podrán robarle lo que tiene, podrá perderlo todo de la manera más absurda, se podrá esfumar el dinero y tendrá que vender lo que tiene y si ya no sirve, será difícil de recuperar. Y lo que es peor, podrá atraer para sí enfermedades o pérdida de la salud como consecuencia del apego. Cuando no lo atraiga para sí, lo podrá atraer para sus seres queridos. 

Y no, no es un castigo Divino, todo lo generamos nosotros desde nuestro deseo y nuestra elección porque olvidamos el Plan de Dios para nosotros y queremos controlar nuestra vida sin pensar de dónde venimos y hacia dónde regresaremos; al olvidarlo, nos concentramos en lo material. Por eso, aunque digamos: yo no vivo con codicia o avaricia basta con reflexionar ¿cuál es nuestra relación con los bienes materiales que me han sido otorgados? ¿Cómo los administro y los comparto? ¿Soy generoso y agradecido? ¿Acumulo sin pensar y sin sentir que con ello genero bienestar propio y para los demás? ¿Mis finanzas y mis deudas se están saliendo de control? Es hora de poner límites y regresar a Dios, soltar todo aquello que nos está pidiendo y colocarlo en sus Manos Divinas, pues sólo Él en su Plan Perfecto sabe hacia donde debemos ir para cumplir nuestra misión.

Recordemos: En nuestro interior está nuestra máxima herencia Divina. Somos hijos benditos de Dios, si lo reconocemos en nosotros despertaremos en conciencia y veremos que todo lo que tenemos se debe a la Divina Providencia de Dios y que es prestado, observaremos que Él se encarga de proveernos todo lo que necesitamos -quizá no es lo que deseamos desde nuestro ser superficial- pero sí lo que nos llevará a vivir conforme a Su voluntad. ¡Y su Divina Voluntad es que seamos felices, libres y prósperos! a su manera, no a la nuestra. 

¿Qué hacer cuando enfrentamos la difícil prueba de la pérdida? La respuesta es muy sencilla: bendecir la situación y entregarse a Dios completamente. Todas las pruebas frente al tema de la pérdida son inesperadas. Si se pudieran preveer a nadie le robarían y nadie perdería lo que cree es muy valioso.

Como la gran mayoría, un día yo también fui víctima de un gran robo, el cual era un eslabón de una cadena de lo que yo consideraba grandes pérdidas: la muerte de mi madre, la pérdida de su patrimonio y por ello, de mi herencia, dificultades económicas, abogados codiciosos, y la sensación de impotencia y abandono. 

Pensaba, como muchos en esos momentos, ¿por qué me está pasando esto  mí si yo no le he hecho nada malo a nadie? ¿Por qué mi vida va en picada si me esfuerzo tanto, si rezo, si creo que hago obras de caridad, si voy a misa, etc.? Y de pronto, después de llorar un largo rato, me senté, oré y me puse a meditar con los angelitos y frente a la imagen de Jesús de la Divina Misericordia y, mis ángeles me guiaron a dejar de preguntar "¿por qué?" y me llevaron a exclamar con absoluta humildad y rendición: ¿qué deseas que yo haga en esta situación? No la entiendo, sabes que no lo comprendo, sólo quiero hacer tu Divina Voluntad. 

Y en ese momento, me empecé a sentir muy tranquila, llegaron muchas ideas positivas, y unas ganas intensas por bendecir mi vida: Bendito sea Dios porque en esta situación salí ilesa, porque tengo trabajo y salud, bendigo  esta situación y pido a Dios me ayude a ver la gran bendición que hay detrás de todo esto, pido a mis ángeles me ayuden a actuar y decidir lo que es mejor para mí ante esta situación. Pido orden y dirección en mi vida ante esta prueba. Y lo más difícil que hice, pero que fue absolutamente necesario para liberarme fue exclamar con todo el corazón: bendigo a todas las personas involucradas que causaron este gran daño, que robaron, que traicionaron, que no me ayudaron, las bendigo donde quiera que estén y pido a Dios que las bendiga.





En el momento en que me rendí ante Dios y dejé en Sus manos toda la situación y todo lo que no comprendía sentí paz y serenidad. En mi mente se repetían dos pensamientos constantemente, los cuales, tengo la certeza fueron depositados por los angelitos: "Todo te será restituido" y "Todo estará bien". Pasaron algunos meses y conocía personas que me daban información que era útil para tomar decisiones, tenía un panorama de nuevas opciones, me cambié de casa, en mi trabajo me consideraron en proyectos que me permitieron poner a trabajar mis talentos y empecé a ver hacia adelante, en lo que venía, no en lo que se había ido. Y también, al paso de esos días, llegó el momento en que llegó la pérdida material más grande y por un momento pensé: "No tengo nada". Pero al mismo tiempo, en oración a Dios y en meditación con los ángeles tuve la certeza: Ahora que no tengo nada, me doy cuenta que lo tengo todo. Y comencé de nuevo. Al aceptar el cambio, éste llegó más rápido y con más bendiciones pues esa es la forma de hacer circular el flujo de la Bendición y Abundacia Divina.




Dios quiere que te despiertes y te comportes como el hijo bendito, la hija bendita de Dios y recuerdes que uno de los regalos más preciados que te ha dado es tu libre albedrío (John Rick Miller) para decidir si eres libre de apegos, libre para vivir conforme a la voluntad de Dios y feliz de abrirte a recibir las bendiciones y milagros que Él ya tiene para ti.

Para desapegarse es necesario dar, pues "Dios ama a quien da con alegría", suelta el dinero sin miedo, no te relaciones desde el temor con el mundo material, recuerda que todo te ha sido dado y así también se te retirará. Disfruta lo que tienes y comparte. Bendice tus ingresos y destina una parte a ayudar a las personas necesitadas, a las organizaciones humanitarias, da el diezmo, y al dar sé generoso porque así recibirás, en la misma medida. Si enfrentas en este momento una situación de este tipo, deja de condenar la pérdida, bendícela y suelta la situación en las manos de Dios, de lo contrario estarás atrayendo lo mismo que condenas para ti. Ten fe en que todo se ha dispuesto para tu bien, aunque aparentemente exista un caos, pide con fe ver la situación con orden Divino y repite con fe absoluta: "Es mi voluntad que se haga la voluntad de Dios" o bien, dile a Dios directamente: "Señor, estoy aquí para hacer tu voluntad" y deja que Él reestablezca el orden Perfecto en tu vida.

Recuerda: No puedes perder lo que por Derecho Divino te corresponde. Aun cuando creas que has perdido lo que consideras "más valioso", Dios te considera a ti lo más valioso para Él, y con esa certeza tan amorosa debes vivir como su hijo bendito, su hija bendita, confiando en que Dios jamás te quitará nada pues en Él no existe la idea ni de la pérdida ni del fin de algo. Esto es, aun cuando creas que te quita, en realidad, te da en abundancia. "Pide y se te dará", recibe en abundancia y comparte, recuerda que todo es prestado en el flujo Divino de la abundancia. Todo debe ser compartido entre todos. La abundancia Divina no se acaba. Y bendice todo, absolutamente todo, lo que Dios te esté enviando a tu vida ahora, pues todo es perfecto dentro de su Plan Divino nacido del Perfecto Amor y sólo su Amor es para ti sin límite y sin condición. Dios es tu Padre y también es Tu Proveedor. Eres digno de su amor y con esta dignidad de heredero procura que por tu libre albedrío vivas alegre y le otorgues, en conciencia, toda tu confianza a Dios.



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